La despedida de The Beatles es también el último punto de entrada a su universo.
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Giles Martin, hijo del legendario productor de la banda, George Martin, y actual administrador de su amplio catálogo, le dijo a Apple Music que Abbey Road es la puerta de entrada al universo de The Beatles porque suena muy contemporáneo, lo cual es cierto pues mientras que otros de sus discos evocan un momento específico (los trajes y los cortes de pelo a juego, la experimentación con los límites del pop o la psicodelia en formato tecnicolor), Abbey Road suena como si, nada más y nada menos, cuatro humanos talentosos tocaran juntos en la misma habitación.
“Casi nunca nos quedamos sin hacer nada pues siempre surgieron ideas”.
El undécimo y penúltimo álbum de The Beatles fue el último en el que los cuatro miembros trabajaron en el estudio como un grupo, de manera simultánea. Y aunque no tiene sentido destacar un disco como el más impactante, Abbey Road, de 1969, es el más eterno al tratarse de una colección inmaculada e inigualable de una banda que estaba cambiando el mundo en su apogeo creativo.
Tras la onda expansiva de The White Album, de 1968, Abbey Road es una representación relativamente concisa del catálogo de The Beatles: entrañable (“Here Comes the Sun”), un poco extraño (“Come Together”, “Polythene Pam”), macabro (“Maxwell’s Silver Hammer”), romántico (“Something”), travieso (“Octopus’s Garden”, “Mean Mr. Mustard”) y formalmente divertido con su popurrí final de ocho canciones y 16 minutos de duración. La fuerza colaborativa más dinámica del pop se estaba extinguiendo, no sin antes producir el documento final y definitivo de una creatividad y camaradería inigualables.