Un bombardeo sonoro y lírico que anunció el hip-hop como una forma de arte político y radical.
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En 1988, el hip-hop ya tenía una década y media. Aún así, cuando ciertos talentos o grupos hicieron grandes avances para romper las barreras de la industria y entrar en el público masivo, el género seguía siendo, en gran medida, incomprendido. Afortunadamente, Public Enemy estaba listo y dispuesto a asumir esa pelea. El dogmático MC Chuck D y el rapero Flavor Flav ya habían lanzado una salva de apertura con Yo! Bum Rush the Show de 1987, poniendo las políticas nacionalistas y el imaginario de la comunidad negra a la vanguardia.
En comparación, It Takes a Nation of Millions to Hold Us Back se sintió como un bombardeo: un ataque relámpago de rap dirigido por un letrista brillante con una mentalidad desafiante y militante. Esa energía revolucionaria fue palpable en “Bring the Noise” y “Don’t Believe the Hype”, que sonaban como órdenes en el campo de batalla. Pero había más en la lista de canciones. “Black Steel in the Hour of Chaos” y “Rebel Without a Pause” tuvieron un impacto tan fuerte como los anteriores, y el mensaje fue tan provocativo como cualquier otro tema en el álbum.
“Sigue siendo relevante para el contexto actual. Significaba que, pase lo que pase en la vida, nada puede detenernos”.