La última declaración, grandiosa y violenta, de una leyenda e ícono del rap.
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Durante una carrera discográfica que duró menos de cinco años, la figura más compleja del hip-hop nos mostró muchas facetas. Fue un agitador político en Strictly 4 My N.I.G.G.A.Z. de 1993, un cronista introspectivo en Me Against the World de 1995 y un ser impetuoso en su proyecto Makaveli, que se dio a conocer poco después de su muerte en septiembre de 1996. Sin embargo, la mayoría de las 27 canciones de All Eyez On Me (su último álbum lanzado en vida) muestran a 2Pac como un tipo duro del gangsta rap y uno de los reyes del G-funk de los años 90, a cargo de una de las creaciones más determinantes del género.
“Siempre tendré la sensación de tener que alcanzar cierto estándar en cuanto a empatía y compasión al hacer mis discos de la misma forma en la que Pac abordaba la música”.
En All Eyez On Me, las canciones íntimas y lacrimógenas (“Life Goes On”) conviven con rapeos obscenos (“What's Ya Phone #”) y relatos callejeros (“Shorty Wanna Be A Thug”). El álbum es conocido por himnos desafiantes como “Ambitionz Az A Ridah” y “Picture Me Rollin'”, en los que este gran escritor abraza ese lado combativo y desbordante que lo convirtió en un ícono del gangsta rap de los 90.