El trauma y la transición inspiran uno de los álbumes más crudos y trascendentes del hip-hop.
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La aparición del primer y único álbum de estudio en solitario de Lauryn Hill sacudió la escena como un terremoto en 1998. Era una mirada honesta y profunda no solo al paisaje espiritual de una de las mayores estrellas de los 90, sino al de la propia década. Más de un cuarto de siglo después, The Miseducation of Lauryn Hill aún es un álbum capaz de cambiarte la vida en el que una Hill en estado de gracia rapea con la confianza de una mujer que tiene pleno control creativo. Cuando canta, su voz transmite toda la calidez y los ecos góspel del soul. Sus canciones expresan una identidad compleja y una profundidad interior en un momento en el que las mujeres negras a menudo aparecían representadas como meros arquetipos unidimensionales. Hill captura los triunfos y tribulaciones de la vida con tal alma, sinceridad y ojo clínico para los detalles que sus temas suenan como un tratado universal sobre la existencia. Hoy, las nuevas generaciones siguen descubriendo un álbum cuyo dominio específico de la musicalidad, los versos y la franqueza emocional son de un talento inigualable.
The Miseducation of Lauryn Hill nace como consecuencia de una tormenta emocional. Tras siete años como la voz del trío de hip-hop Fugees, de gran calado político y aclamado por la crítica, y tras una tumultuosa relación con su compañero de banda Wyclef Jean, Hill se propuso documentar un periodo de decisivos cambios vitales, entre los que se incluía la disolución del grupo del que había formado parte desde el instituto. Con los momentos traumáticos llegaron nuevos comienzos: una de sus fuentes de inspiración la encontró en la transición física y mental de su embarazo y en el nacimiento de Zion, su primer hijo con Rohan Marley. Como guía, es fiel a una espiritualidad de la que nunca se aleja. Esta potente encrucijada emocional dio lugar a lo que sigue siendo uno de los álbumes más crudos jamás creados, una referencia perdurable para artistas de todos los géneros y el momento exacto en el que el mundo entero reconoció el talento de Hill.
The Miseducation of Lauryn Hill empieza con la voz de un profesor pasando lista en una clase en la que ella está ausente. El diálogo sirve como metáfora del tema central del álbum: las únicas lecciones útiles son las adquiridas mediante la experiencia vivida. Sus canciones, entre implacables disecciones de un ex que todo el mundo identificó como Jean, combinan el hip-hop más áspero con sedosas armonías de R&B en una época en la que ambos géneros se desarrollaban por separado. Aunque habían pasado tres años desde que Method Man y Mary J. Blige unieran sus voces en una remezcla de “All I Need”, el rap seguía considerándose un nido de misoginia, mientras que la suavidad del R&B parecía más apropiada para las mujeres. El álbum destila la visión del mundo de una mujer joven, con su rebeldía y sus vulnerabilidades, en un territorio dominado por la hipermasculinidad de las listas de hip-hop. Finalmente, sirvió también como puerta de entrada para un gran público todavía empeñado en denostar la musicalidad del género.
El álbum se grabó en parte en Hope Road, en la casa jamaicana de Bob Marley, a cuyo legado hace un guiño su portada, que recuerda a la de Rastaman Vibration. Sin embargo, el ADN de sus canciones, y una de las claves de su perdurabilidad, tiene su origen en el sonido clásico de Motown y Stax que enmarca la voz impecable de Hill. La sofisticada “Doo Wop (That Thing)” le valió dos de los cinco Grammy que ganó en 1999. Además del reconocimiento de su propuesta, los premios reflejaban también el alcance de una visión que apuntaba al feminismo emergente de la generación del hip-hop.
A menudo se habla de la vulnerabilidad que transmiten los temas de The Miseducation of Lauryn Hill, pero sus preocupaciones y capacidades van mucho más allá. Hill, que estudió Historia en la Universidad de Columbia, explora su infancia y adolescencia en Newark, Nueva Jersey, con afilada mirada sociopolítica en “Every Ghetto, Every City” (que cuenta con el clavinet de Loris Holland, director musical de la histórica Pilgrim Church de Brooklyn), y filosofa sobre la realidad de crecer en un mundo privado de derechos en “Everything Is Everything”, cuyos ecos de soul de los 70 son cortesía de una banda en la que figuraba el entonces desconocido pianista John Legend.
The Miseducation of Lauryn Hill nos enseña también que la voluntad y la honestidad emocional pueden abrir por sí mismas el camino a la liberación. Como rapea en la canción de cariz político “Everything Is Everything”: “My practice extending across the atlas/I begat this” (Mi práctica se extiende por todo el atlas/Yo engendré esto). Era, y todavía es, un talento único en su generación, cuyas innovaciones se siguen reflejando en la música de hoy. Hay grandes artistas que necesitan largas discografías para cambiar el paradigma cultural e inscribir su nombre en el panteón. Lauryn Hill lo consiguió a la primera.
“Es interesante y a la vez muy particular que un álbum sea la banda sonora de tu vida y a la vez sea tan atemporal. Cada vez que lo escuchas, parece que es la primera vez que lo haces y, al mismo tiempo, te marca de manera diferente y te encuentra en un momento diferente de tu vida. Si vas a grabar un álbum para que sea el único, no se puede hacer mejor”.