Los Beasties llegan a Hollywood y vuelven el hip-hop del revés.
Paul’s Boutique
Beastie Boys
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En 1989, antes de que las denuncias pusieran fin a la barra libre con todo tipo de requisitos legales, el uso de samples todavía era como el Salvaje Oeste. Los Beastie Boys atravesaban también territorio desconocido por entonces y habían cambiado las calles de Nueva York por las colinas de Hollywood tras el éxito arrollador de Licensed to Ill. Paul’s Boutique captura la vertiginosa colisión de estos dos fenómenos simultáneos.
“Decidimos meter en el disco todas las ideas disparatadas que se nos ocurrían”.
Adam “Ad-Rock” Horovitz
Beastie Boys
Separado de Def Jam Records y Rick Rubin tras una larga serie de desacuerdos, el trío reclutó al dúo californiano The Dust Brothers para producir su segundo álbum. Sobre una caleidoscópica avalancha de samples de funk y soul clásico y un fragmento de “The End” de los Beatles, Mike D, MCA y King Ad-Rock se sumergen en los placeres primarios del hedonismo, el vandalismo y las “barbas de chivo”. El resultado no se parecía a nada que se hubiera hecho antes y, quizás por eso mismo, fue un descalabro comercial. Tres años después, los Beastie Boys esquivaron las posibles consecuencias legales de los samples remplazándolos con instrumentos en vivo en lo que sería su tercera reinvención en otros tantos álbumes. Paul’s Boutique, sin embargo, es hoy un monumento al arte del sampling y una cumbre del hip-hop más imaginativo y travieso.