El mito de los Stones cobra vida en un álbum definitivo.
Exile on Main St.
The Rolling Stones
53
Más que canciones o el sonido de una banda, Exile On Main St. captura un estado de ánimo. Sus surcos evocan a los jóvenes dioses británicos encerrados en el sótano de una mansión francesa con vistas al Mediterráneo, rodeados de yonquis y gorrones, comiendo langostas por la tarde y trabajando toda la noche. Los Stones nunca habían traducido su mito en un documento tan fiel y definitivo. Era también lo más cerca que nunca estarían de la vanguardia, un doble álbum cuyas aparentes deficiencias, como la suciedad de la mezcla y el desorden de los músicos, conjuraban una sensación impensable en contextos más precisos.
“Exile on Main St. es el mejor disco de rock ’n’ roll de todos los tiempos. No solo porque captura a la mejor banda del mundo en una mansión del sur de Francia y en toda su belleza decadente, sino también por todo lo que sucede allí y que no podemos escuchar”.
Chris Robinson
The Black Crowes
Entre “Tumbling Dice”, “Torn and Frayed” y otras canciones en el sentido convencional, hay también momentos, entre ellos “I Just Want To See His Face” y “Let It Loose”, que funcionan más como sugerencias abiertas que como ideas realizadas. El blues que había servido a la banda para expresar deseos y dificultades terrenales se hizo misterioso y esotérico. La confusión que habían descrito en los 60 era la misma que ahora personificaban.