Una mirada personal y antropológica a la vida en Compton.
7
Unos días después de lanzar good kid, m.A.A.d city en 2012, un Kendrick Lamar de 25 años lo declaró “un clásico instantáneo”. El tiempo le ha dado la razón y su segundo álbum está hoy considerado una de las piedras angulares del hip-hop del siglo XXI. En su superficie, es una tragedia callejera en la que el rapero pinta un vívido fresco de la juventud negra e hispana de comunidades desasistidas. Más allá, se alimenta de fe y esperanza, con un Lamar que narra su turbulento paso a la edad adulta mediante personajes que retratan los dramas, el apoyo familiar y las relaciones que le ayudaron a ascender hasta la cima.
Bendecido por veteranos de la Costa Oeste, como Snoop y Dre, para continuar el legado del gangsta rap, Lamar grabó un segundo álbum de tono conceptual que elevó el género con temas de connotaciones bíblicas que exploraban la dicotomía entre la religión y la violencia con la misma pasión que la lucha entre la fidelidad y el deseo.
Junto a sus colaboradores y amigos de adolescencia Sounwave and Dave Free, Lamar montó los temas del álbum a pocos kilómetros de Compton, el barrio donde transcurren buena parte de sus canciones. A lo largo del proceso de composición, el rapero regresaba a menudo a las calles de su infancia para evocar el “espacio mental” en el que vivía durante los primeros años de su carrera. De ahí surgieron las crónicas profundamente personales que lo convirtieron en un artista monumental.
Desde la oración comunal de gratitud que lo abre, Lamar aborda con visión cinematográfica un álbum al que dio el subtítulo de “Un cortometraje de Kendrick Lamar” y no pierde ocasión de atrapar a quien lo escucha en una red de confesiones vulnerables que se extienden a lo largo de los 12 temas. Las escenas gráficas de violencia, adicción y desesperanza son frecuentes, pero muchas veces, como en el vívido retrato del alcoholismo de “Swimming Pools (Drank)”, el artista consigue que hasta las verdades más amargas sean fáciles de digerir. good kid, m.A.A.d city es un ejemplo fundamental de narrativa estadounidense que consagró al futuro ganador del Premio Pulitzer como uno de los mejores escritores de su generación.