Provocador, pegadizo y diseñado para cabrear al mundo.
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Como la mayoría de sus fans, Eminem opina que The Marshall Mathers LP marcó su cima. Su posición en la escena había quedado asegurada con el monumental The Slim Shady LP un año antes, pero aquí sonaba más provocador que nunca en la violencia desatada de “Kim” y canciones como “The Real Slim Shady” están entre las más pegadizas del pop de comienzos del milenio. Quienes aún dudasen de que el rapero era capaz de capturar la desesperación cotidiana con tanta claridad como Springsteen, tenían en el retrato complejo y empático de “Stan” la prueba definitiva.
“Rapeo para ser el mejor. Esforzarse hasta el límite es lo que inspira grandeza”.
Al mismo tiempo, Eminem se convirtió en su peor enemigo con los insultos homófobos a sus detractores, que diluyen uno de los argumentos centrales del álbum: Eminem como cabeza de turco de los grandes problemas. “Wasn’t me, Slim Shady said to do it again” (No fui yo, Slim Shady me dijo que lo hiciera otra vez), rapea en “Who Knew” asumiendo el papel de un francotirador adolescente. “Damn, how much damage can you do with a pen?” (Joder, ¿cuánto daño puedes hacer con un lápiz?). Un año antes había declarado que Dios lo había enviado para cabrear al mundo. The Marshall Mathers LP supuso un paso de gigante en esa dirección.