Una cantante única atraviesa géneros en la cumbre de su talento.
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I Put a Spell On You es uno de los álbumes más recordados de Nina Simone y el tema que le da título, una versión melodramática del clásico de Screamin’ Jay Hawkins envuelta en arreglos de cuerda, se convirtió en su sencillo más exitoso desde su debut. Sin embargo, “Feeling Good” terminaría como la canción más conocida del álbum propulsada por una descomunal sección de metales y una orquesta que no pueden competir con la fuerza vocal de Simone en su reinvención radical de un número de Broadway (en tonalidad menor a pesar de espíritu festivo).
“Lo hace todo de corazón”.
Simone dejó su sello en todo tipo de canciones difíciles de encajar en el repertorio de una cantante de jazz al uso. Tampoco era exactamente una cantante de pop. Las orquestaciones monumentales en el estudio nunca diluyeron su afilada visión musical. Era sencillamente una intérprete singular que nunca se dejó intimidar por otras versiones, pasadas o futuras, de la música que grababa. Aquí, Simone reimagina canciones de musicales, se transforma en chanteuse en “Ne Me Quitte Pas” (uno de los tres temas del álbum originalmente escritos en francés) y regresa a la familiaridad del R&B con “Gimme Some”. Todo con la naturalidad de quien solo puede ser ella misma.