Música electrónica tan acogedora y familiar como el rock clásico.
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Los sencillos más exitosos del segundo álbum de Daft Punk, “One More Time”, “Harder Better Faster Stronger” y “Digital Love”, servían por igual a los DJ de bodas y cumpleaños como a los filósofos del pop. El resto, de las falsas guitarras metálicas de “Aerodynamic” a la ciencia ficción de “Veridis Quo” o la colaboración con el mago del garage británico Todd Edwards en “Face to Face”, te arrastra por todo tipo de callejones estilísticos sin perder nunca el rumbo. La “música electrónica”, un término que siempre parecía sugerir un futuro indeterminado, ya era entonces tan familiar y acogedora como el rock, y no menos real en su profundidad emocional.
“Su visión del funk, la música disco, el soft rock o el pop de los 80 nunca suena nostálgica, sino más bien como un sueño futurista. En cada canción de Daft Punk se escuchan técnicas musicales atemporales”.
Es fácil trazar una línea entre Discovery y el futuro del dance electrónico y el cruce constante del techno con el rock, pero también se puede dibujar otra que nos lleve al pasado de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band o Pet Sounds y Smile, álbumes que se tomaban en serio el pop como arte y recontextualizaban los estilos del pasado con una frescura audaz. Por encima de todo, Daft Punk querían ser universales y, por improbable que parezca en el caso de dos franceses con la cabeza cubierta por cascos de robot, aquí lo consiguieron.