Prince abraza sus contradicciones en uno de los álbumes más completos del pop.
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Sign O’ The Times no es solamente el más completo de los álbumes de Prince, sino también de toda la historia del pop. Todo lo que exploró en su primera década de carrera está en sus surcos: R&B, soul, rock y góspel, algunos pasajes que evocan a los Beatles (“Starfish and Coffee”, “The Ballad of Dorothy Parker”) y funk carnal (“U Got the Look”). Todo sin la participación de The Revolution, su banda habitual. Las canciones nos llevan de la carga política del rap contemporáneo en “Sign O’ The Times” al doo-wop clásico en la balada “Adore”, y ambas reflejan por igual el sonido mínimo aunque enormemente expresivo que define al artista.
Festivo, íntimo, juguetón y serio según el momento, sagrado en “The Cross” y profano en “Hot Thing”, Prince no intenta resolver sus contradicciones, sino que las personifica y abre un espacio que le permite desplegar toda su personalidad artística. La tradición dictaba que los hombres negros no podían ser así de extraños y sensibles. Tampoco los blancos, en realidad. Sign O’ the Times ha quedado como su obra maestra, el documento de una superestrella en la cima de sus posibilidades.